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la ubicaciòn es querandies y pringles , caballito . querandies 4290 .
Repito lo que ya dije: El documental solía ser considerado un género como cualquier otro, hasta que alguien entendió que, en realidad, el documental es una manera diferente de utilizar un mismo recurso tecnológico. El cine, por definición, es un fenómeno óptico que versa sobre la ilusión de ver imágenes en movimiento. Es muy complejo entender o tratar de adivinar por qué la tendencia predominante fue la de utilizar ese recurso para narrar historias. Lo cierto es que el cine documental poco a poco ha ido delineando su propia identidad, a través de la experimentación, la prueba y el error.
Toda esta digresión se aplica al género en sí mismo. Luego, es necesario entender que el documental no es simplemente un género, sino un modo diferente de utilizar un mismo recurso tecnológico. A partir de aquí, hay que repensar el documental en sus múltiples posibilidades.
Este año el BAFICI estuvo lleno de documentales y tuve la suerte de ir a ver unos cuantos. Aunque, más allá del interés personal que puede causar el eje temático del que parte el documental, me parece que los mejores son aquellos que, exista o no exista afinidad con la premisa inicial de la que se parte, son capaces de cautivar, excitar, emocionar al espectador. Convertir el documental en una obra de arte, no es algo usual, ni sencillo.
Luego, ¿Cuánto pesa su edificio, Señor Foster? se lleva todos los laureles. Estoy seguro que, como yo, hubo varios espectadores al que el nombre de Foster, de buenas a primeras, no le dijo nada por sí solo y, sin embargo, al terminar la función, se ha sentido en presencia de algo bello, algo conmovedor.
Tal es el caso de Out of the Present, documental del que faltó decir que si hubiese habido alguna amenaza extraterrestre (real o imaginaria) era como una película de Tarkovski con música electrónica.
No quiero ni imaginarme lo de Herzog, pero esa reflexión se las debo, porque no conseguí entradas.
Los sucesos acontecidos en la vida del protagonista de esta historia dan pie a dos abordajes narrativos: un abordaje daría cuenta del aspecto público y, el otro, de lo privado. El hilo que une ambos abordajes, es la melancolía que produce el esfuerzo constante, más allá del resultado.
Desde la óptica del desarrollo de su carrera profesional, el protagonista es un viejo productor de televisión que intenta utilizar sus contactos en el mundo del espectáculo para poder sostener la gira que ha emprendido con el, así llamado, Cabaret New Burlesque (un Show de Cabaret interpretado por unas strippers veteranas y excéntricas).
En cuanto a la historia de su vida personal, la narración es un poco más esquiva. Se sabe que es padre de dos hijos, se sabe que el mundo del espectáculo lo ha vuelto insensible al amor de las mujeres y se sabe que, no obstante, esta suposición se disuelve constantemente, destiñendo con insólita ternura todas las relaciones de amor/odio que van dándose.
Por otra parte, se podría decir que la película dialoga con el, así llamado, género musical de bambalinas. Toda la historia parece ser un recorrido por las dificultades que deben sortearse para poder realizar un show.
Claro que el show es una excusa, como también lo son esas dificultades. A fin de cuentas, el eje pareciera ser otro. A mi entender, la película habla sobre el esfuerzo por conseguir algo que no puede conseguirse. Lo doloroso y poético que resulta aceptar una derrota que no es tal. Se trata de dejarse encandilar por el brillo de un diamante que sabemos falso. Se trata de la simulación en la lucha por la vida. Se trata de seguir intentándolo.
Good Morning to the World gira sobre un eje conceptual esquivo, aunque cada vez hay más obras que podrían incluirse en la tendencia. Se trata, por definirlo de alguna manera, de obras que dan cuenta del pasaje de la adolescencia a la adultez. Se suele identificar este subgénero como Bildungsroman. (Una vez más, se trata de un género literario adoptado por el cine). Lo particular con esta historia “Bildungsroman” es que además suscribe a la, así llamada, nueva sensibilidad japonesa.
Nuevamente, se trata de una película que dialoga por una parte con un género todavía no del todo cristalizado y, por otra, con una tendencia ciertamente esquiva y difícil de definir. Luego, soy conciente de que no es una película cuya lectura sea unívoca. En lo personal, me pareció una película notable. Muy emotiva y poética, pero entiendo a los espectadores que se fueron antes y a los que aguantaron hasta el final, solo para decepcionarse rotundamente. Creánme que los entiendo. Digamos que es una película que me conmovió de una manera genuina, pero, para evitar los malos entendidos, preferiría no recomendar.