lunes, 2 de julio de 2012

Anhedonia (8va entrega)

8vo! fasciculo de la novela que el Club publica cada semana.
y como siempre, con la banda de sonido seleccionada por su autor, Bernabé Ferreyra.

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sección i

era muy fácil creer en esas cosas. a los quince años sufrí muchos episodios de ansiedad, insomnio y terrores nocturnos con esas imágenes. pensaba que una grieta se iba a abrir a mis pies y que la tierra me iba a tragar mientras caminaba a la escuela. las campañas de concientización acerca de la degradación del medio ambiente y su impacto en la infraestructura de las construcciones humanas, tan decepcionantemente frágiles, estaban erosionando mi cerebro y mi capacidad crítica. los signos de la muerte aparecían por todas partes. todo colapsa. la economía no te va a salvar. ser bueno no te va a salvar. tus papás tampoco. ellos van a caer al mismo tiempo que vos. ya no te van a dejar esconderte detrás de nadie. ya vas a seguir sonriendo cuando no puedas darles comida a tus hijos. ya vas a sonreír cuando se los lleven. así como a vos te despreocupa cómo es que hace todo el sistema del mercado para que todos los días comas carne de un animal que pocos vieron con vida, esa es la despreocupación con la que los que tengan armas y tierras se van a olvidar de vos. gracias por su compra, ignorante hijo de puta. gracias por contribuir a mis ganancias. nos estábamos cayendo todos a un pozo.

 vivía con ansiedad.

 no dormía tranquila.

 cualquier día de esos el camión que traía la leche podía no volver a pasar. la vida en la ciudad era una trampa para ratones. gracias por ayudar a que la economía financiera se base en la economía financiera. (desearía dejar de pensar tanto en el sexo. todos lo hacen. quiero dejar de hacerlo.) quiero dejar de pensar que hoy puede abrirse el piso y puedo empezar a caer y caer. hoy va a ser el día en que van a dejar de pagarte. la vida pasa sin más. los poetas van a sonreírle a la vida cuando vomiten de hambre. llorar por las noches no es tan gracioso.

le hablé muchas veces de esas cosas a ana durante las primeras semanas. empezó a tener pesadillas. habíamos ocupado una casa vacía por unos días, en donde ella se encerraba y lloraba en la oscuridad, envuelta en sábanas y frazadas y se quedaba mirando fijamente al techo y a la ventana. su corazón sangraba. no había nada en esa casa. era una casa vieja que no tenía nada. no había cartel de venta. pasaban las semanas y ya casi no comíamos. la humedad nos enfermaba. ella fumaba y mucho no le importaba, pero a mi si, así que se animó a salir y le robó a una chica a unas cuadras. después fuimos a un almacén y pedimos comida que, al final, ana decidió no pagar. necesitábamos un baño y ropa limpia. fue una experiencia exageradamente desagradable. comer bichos bajo la cama, quedarse mirando la lluvia que atravesaba el techo, acostumbrarse a vivir sin electricidad. cuando podía, se subía al techo para mirar la luna y tomaba sus pastillas.

de esas semanas nos olvidamos de muchas cosas. de las siguientes también. una semana me desperté con un intenso dolor en las piernas de tanto caminar, atravesando ciudades. cuando me daba cuenta teníamos ropa nueva, estábamos limpias, volvíamos a estar sucias, volvíamos a estar limpias, dejábamos de tener hambre. recuerdo estar arriba de algún auto, recuerdo bares, baños de bares, dormir en iglesias. nos encontrábamos despertándonos con manchas de sangre en los labios de tanto mordernos. nos la pasábamos delirando porque ana se las arreglaba para conseguir sus pastillas para la desconcentración. nos subíamos a la terraza de los edificios y gritábamos «¡este es el fin!» tirando botellas de vodka y sillas. a veces nos arrimábamos al balcón y deseábamos tirarnos. a veces nos encerrábamos en el baño y llorábamos como estúpidas hasta dormirnos. supuestamente conocíamos a kevin y a daiana, los dueños de un departamento en un edificio, y los escuchábamos hablar de sus perversiones sexuales y de abusos recibidos durante su infancia.

¿cómo llegué acá?

este es el fin del mundo, y me desperté para verlo acabar.

otra vez en el baño, la cuadricula que forman los azulejos blancos. las cosas estaban mal. creo que eran las cinco de la mañana o algo así. parecía que me había caído. pensé tratando de salir de la ducha. pensé me caí. esto estaba mal. me tapé con la toalla y traté de salir pero kevin se metió antes y me gritó «¿ya pensaste, hija de puta? ¿estás tranquila?» y me tomó de los brazos. daiana trajo una jeringa y la quería clavar en mi brazo. el miedo me ahorcó. pensé bastante rápido. le dí un golpe debajo a kevin y le clavé la aguja que tenía daiana. antes de salir y encerrarlos con llave, ella me raspó con la aguja en la pierna. mi corazón latía fuerte. me vestí y bajé rápido, muerta de miedo. tomé del brazo a ana, que estaba en el pórtico fumando porros. me gritaba «¡azul, dejame! ¡soltame, boluda! ¡dejame!» pero estaba muy débil y tonta como para resistirse y volver con esos enfermos.

entré en algunos quioscos y pregunté si había algún colectivo que me llevara a algún hospital. el más cercano. ana no se quejó en el viaje. cuando bajamos la senté en el pasto y le expliqué lo que me hicieron. tenía miedo, no sabía bien qué hacer. creo que ella no me entendía nada o no le importaba. cada vez que yo le hablaba, jamás me miraba a los ojos. miraba a otro lado. pienso que había perdido la capacidad de distinguir las distancias. creo que las formas y los colores se le mezclaban. sus pastillas también me hacían muy mal.

entramos en el hospital y siete segundos y medio después ya desapareció de mi vista. fue a visitar la farmacia. subí al segundo piso. entré temblando en un consultorio. la doctora y el paciente me miraron y se quedaron callados. le dije que me lastimaron con una aguja y quería saber si me había enfermado de algo. quería hacer un checkeo. su cara vieja era horrible. me preguntó si tenía turno. si tenía mi historia clínica. algún documento o identificación. algún pase de colectivo. salí del consultorio, y la doctora me miró escapando por el pasillo. bajé por las escaleras y salí del hospital.

dejé de aprender de mi misma.

la gente pasa sin más. caminamos todos en una dirección. a veces ir a un lugar de destino no consta de un lugar físico. a veces esperamos para avanzar. tenemos horarios. un orden. es una forma de sincronizarnos. lo creamos o no, la vida ya está planeada. ya tenemos un orden para desenvolvernos. ¿nunca caminaste a donde sea, sin nada? ya perdí la idea. no se si las empresas están para darnos lo que necesitamos o si nosotros somos un parámetro más en las ganancias de la empresa. somos incapaces de percibir los métodos empleados para distraernos y hacernos incapaces de comprender o generar relaciones entre las cosas que creemos que vamos asimilando. en este mundo la especialización hace que el individuo solo vea una pequeña fracción de las relaciones de la organización global de la sociedad, la política y la economía. no llegas a entender las causas y las consecuencias de los hechos y las relaciones. es muy fácil desorientarse. más aun con la capacidad de modificar las perspectivas y el comportamiento de las masas. todas las ideas aplicadas en mercadotecnia, tanto en las empresas como en la política pueden verse en los fascistas. es más fácil decir que una sola persona está equivocada a decir que todas las demás fueron engañadas. millones de nazis no podían haber estado equivocados. acá ya no hay cultura que soporte nuestro lado marginal. somos una casa cayéndose a pedazos. estamos perdidos. cualquier futuro es inaceptable. no tiene sentido ser un gran empresario, o un inversor. ya no importa que tengas miles de hectáreas en el país. el éxito ya no tiene sentido. ¿qué querés ser? ¿tiene sentido ser rico? ¿tiene sentido hacer todo esto? ¿de verdad querés trabajar? esforzarte para poder comprarte tu propia prisión. ya no significa nada ser rico ni pobre. da lo mismo que trabajes duro o que te la pases viendo televisión. no importa que seas una persona humilde y buena o una persona mala y de poco fiar. mentiles a todos. o tratalos bien. como quieras. salí y divertite, o quedate en casa. ¿qué te importa? rebelarte está mal, hacés mal, no lográs nada, es egoísta y malo luchar por ideas estúpidas, o peor, obscenas. hacé caso a todos y tu vida no va a tener sentido. vas a estar perdido en el camino que te mandaron a seguir. la acción impulsada desde la ignorancia no tiene sentido. divertite inventando que el ser humano tiene un deber que cumplir. divertite diciendo que la bondad es humanismo y que la perversión es inhumana. dejá que después, cuando te recuerde que son los humanos los bondadosos y los perversos, que somos los humanos los que tenemos o no sentimientos, que somos los humanos los que salvamos a los niños o los matamos, que no son los animales o los ovnis, cuando te lo recuerde, vas a meterte tus palabras por donde quieras, ahí te vas a olvidar de sonreírme. dale, seguí moviéndote. dale, apurate. cuando empiecen a tirar pianos desde las torres de marfil vas a recordar como era sonreír. caminá más rápido, yo también lo hago. lo hago mucho. más rápido, más intenso, sin ver. me detengo y miro mis manos. yo soy más que la suma de mis partes. yo soy más que la suma de mis partes. yo soy más que las olas que me empujan. estoy acá, parada. el mundo sigue cambiando, eso nunca cambia. vamos, luces, autos, gente en movimiento. mantenete enfocada. enfocate. no te desconcentres. no mires a ningún lado. no te desconcentres. mirame. despertate.

(continua la proxima semana)

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