y como siempre, con la banda de sonido seleccionada por su autor, Bernabé Ferreyra.
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sección i
era
muy fácil creer en esas cosas. a los quince años sufrí muchos episodios de
ansiedad, insomnio y terrores nocturnos con esas imágenes. pensaba que una
grieta se iba a abrir a mis pies y que la tierra me iba a tragar mientras
caminaba a la escuela. las campañas de concientización acerca de la degradación
del medio ambiente y su impacto en la infraestructura de las construcciones
humanas, tan decepcionantemente frágiles, estaban erosionando mi cerebro y mi
capacidad crítica. los signos de la muerte aparecían por todas partes. todo
colapsa. la economía no te va a salvar. ser bueno no te va a salvar. tus papás
tampoco. ellos van a caer al mismo tiempo que vos. ya no te van a dejar
esconderte detrás de nadie. ya vas a seguir sonriendo cuando no puedas darles
comida a tus hijos. ya vas a sonreír cuando se los lleven. así como a vos te
despreocupa cómo es que hace todo el sistema del mercado para que todos los
días comas carne de un animal que pocos vieron con vida, esa es la
despreocupación con la que los que tengan armas y tierras se van a olvidar de
vos. gracias por su compra, ignorante hijo de puta. gracias por contribuir a mis
ganancias. nos estábamos cayendo todos a un pozo.
le
hablé muchas veces de esas cosas a ana durante las primeras semanas. empezó a
tener pesadillas. habíamos ocupado una casa vacía por unos días, en donde ella
se encerraba y lloraba en la oscuridad, envuelta en sábanas y frazadas y se
quedaba mirando fijamente al techo y a la ventana. su corazón sangraba. no
había nada en esa casa. era una casa vieja que no tenía nada. no había cartel
de venta. pasaban las semanas y ya casi no comíamos. la humedad nos enfermaba.
ella fumaba y mucho no le importaba, pero a mi si, así que se animó a salir y
le robó a una chica a unas cuadras. después fuimos a un almacén y pedimos
comida que, al final, ana decidió no pagar. necesitábamos un baño y ropa
limpia. fue una experiencia exageradamente desagradable. comer bichos bajo la
cama, quedarse mirando la lluvia que atravesaba el techo, acostumbrarse a vivir
sin electricidad. cuando podía, se subía al techo para mirar la luna y tomaba
sus pastillas.
de esas semanas nos olvidamos de muchas cosas. de las siguientes también. una semana me desperté con un intenso dolor en las piernas de tanto caminar, atravesando ciudades. cuando me daba cuenta teníamos ropa nueva, estábamos limpias, volvíamos a estar sucias, volvíamos a estar limpias, dejábamos de tener hambre. recuerdo estar arriba de algún auto, recuerdo bares, baños de bares, dormir en iglesias. nos encontrábamos despertándonos con manchas de sangre en los labios de tanto mordernos. nos la pasábamos delirando porque ana se las arreglaba para conseguir sus pastillas para la desconcentración. nos subíamos a la terraza de los edificios y gritábamos «¡este es el fin!» tirando botellas de vodka y sillas. a veces nos arrimábamos al balcón y deseábamos tirarnos. a veces nos encerrábamos en el baño y llorábamos como estúpidas hasta dormirnos. supuestamente conocíamos a kevin y a daiana, los dueños de un departamento en un edificio, y los escuchábamos hablar de sus perversiones sexuales y de abusos recibidos durante su infancia.
¿cómo llegué acá?
este
es el fin del mundo, y me desperté para verlo acabar.
otra
vez en el baño, la cuadricula que forman los azulejos blancos. las cosas
estaban mal. creo que eran las cinco de la mañana o algo así. parecía que me
había caído. pensé tratando de salir de la ducha. pensé me caí. esto estaba
mal. me tapé con la toalla y traté de salir pero kevin se metió antes y me
gritó «¿ya pensaste, hija de puta? ¿estás tranquila?» y me tomó de los brazos.
daiana trajo una jeringa y la quería clavar en mi brazo. el miedo me ahorcó.
pensé bastante rápido. le dí un golpe debajo a kevin y le clavé la aguja que
tenía daiana. antes de salir y encerrarlos con llave, ella me raspó con la
aguja en la pierna. mi corazón latía fuerte. me vestí y bajé rápido, muerta de
miedo. tomé del brazo a ana, que estaba en el pórtico fumando porros. me
gritaba «¡azul, dejame! ¡soltame, boluda! ¡dejame!» pero estaba muy débil y
tonta como para resistirse y volver con esos enfermos.
entré
en algunos quioscos y pregunté si había algún colectivo que me llevara a algún
hospital. el más cercano. ana no se quejó en el viaje. cuando bajamos la senté
en el pasto y le expliqué lo que me hicieron. tenía miedo, no sabía bien qué
hacer. creo que ella no me entendía nada o no le importaba. cada vez que yo le
hablaba, jamás me miraba a los ojos. miraba a otro lado. pienso que había
perdido la capacidad de distinguir las distancias. creo que las formas y los
colores se le mezclaban. sus pastillas también me hacían muy mal.
entramos en el hospital y siete segundos y medio después ya desapareció de mi vista. fue a visitar la farmacia. subí al segundo piso. entré temblando en un consultorio. la doctora y el paciente me miraron y se quedaron callados. le dije que me lastimaron con una aguja y quería saber si me había enfermado de algo. quería hacer un checkeo. su cara vieja era horrible. me preguntó si tenía turno. si tenía mi historia clínica. algún documento o identificación. algún pase de colectivo. salí del consultorio, y la doctora me miró escapando por el pasillo. bajé por las escaleras y salí del hospital.
dejé
de aprender de mi misma.
la
gente pasa sin más. caminamos todos en una dirección. a veces ir a un lugar de destino
no consta de un lugar físico. a veces esperamos para avanzar. tenemos horarios.
un orden. es una forma de sincronizarnos. lo creamos o no, la vida ya está
planeada. ya tenemos un orden para desenvolvernos. ¿nunca caminaste a donde
sea, sin nada? ya perdí la idea. no se si las empresas están para darnos lo que
necesitamos o si nosotros somos un parámetro más en las ganancias de la
empresa. somos incapaces de percibir los métodos empleados para distraernos y
hacernos incapaces de comprender o generar relaciones entre las cosas que
creemos que vamos asimilando. en este mundo la especialización hace que el
individuo solo vea una pequeña fracción de las relaciones de la organización
global de la sociedad, la política y la economía. no llegas a entender las
causas y las consecuencias de los hechos y las relaciones. es muy fácil
desorientarse. más aun con la capacidad de modificar las perspectivas y el
comportamiento de las masas. todas las ideas aplicadas en mercadotecnia, tanto
en las empresas como en la política pueden verse en los fascistas. es más fácil
decir que una sola persona está equivocada a decir que todas las demás fueron
engañadas. millones de nazis no podían haber estado equivocados. acá ya no hay
cultura que soporte nuestro lado marginal. somos una casa cayéndose a pedazos. estamos
perdidos. cualquier futuro es inaceptable. no tiene sentido ser un gran
empresario, o un inversor. ya no importa que tengas miles de hectáreas en el
país. el éxito ya no tiene sentido. ¿qué querés ser? ¿tiene sentido ser rico?
¿tiene sentido hacer todo esto? ¿de verdad querés trabajar? esforzarte para
poder comprarte tu propia prisión. ya no significa nada ser rico ni pobre. da
lo mismo que trabajes duro o que te la pases viendo televisión. no importa que
seas una persona humilde y buena o una persona mala y de poco fiar. mentiles a
todos. o tratalos bien. como quieras. salí y divertite, o quedate en casa. ¿qué
te importa? rebelarte está mal, hacés mal, no lográs nada, es egoísta y malo
luchar por ideas estúpidas, o peor, obscenas. hacé caso a todos y tu vida no va
a tener sentido. vas a estar perdido en el camino que te mandaron a seguir. la
acción impulsada desde la ignorancia no tiene sentido. divertite inventando que
el ser humano tiene un deber que cumplir. divertite diciendo que la bondad es
humanismo y que la perversión es inhumana. dejá que después, cuando te recuerde
que son los humanos los bondadosos y los perversos, que somos los humanos los
que tenemos o no sentimientos, que somos los humanos los que salvamos a los
niños o los matamos, que no son los animales o los ovnis, cuando te lo
recuerde, vas a meterte tus palabras por donde quieras, ahí te vas a olvidar de
sonreírme. dale, seguí moviéndote. dale, apurate. cuando empiecen a tirar
pianos desde las torres de marfil vas a recordar como era sonreír. caminá más
rápido, yo también lo hago. lo hago mucho. más rápido, más intenso, sin ver. me
detengo y miro mis manos. yo soy más que la suma de mis partes. yo soy más que
la suma de mis partes. yo soy más que las olas que me empujan. estoy acá,
parada. el mundo sigue cambiando, eso nunca cambia. vamos, luces, autos, gente
en movimiento. mantenete enfocada. enfocate. no te desconcentres. no mires a
ningún lado. no te desconcentres. mirame. despertate.
(continua la proxima semana)
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