lunes, 3 de septiembre de 2012

La coraza



Ella olía a pasto en la garua.
A una hoja de álamo arrugada entre los dedos.

 Su piel,
arrogante
de eléctrica certeza
ofrecía delicada resistencia.

Su risa estallaba contenida,
implotando de belleza
en sus labios color fresa.

 "Piba linda tira el ancla,
no te vayas nunca mas"
Tenia ganas de decirle

 pero no lo hice

 “No me importa tanto que no me quieras,
si no que no me dejes que yo lo haga.
No te necesito para amarte"

 Soñé un día que le susurraba al oído

pero nunca pasó.

Ni siquiera me animé
a intentar besarla.


Soy consciente del agujero en mi costado,
mas no me gusta me lo señalen.










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